Aprendiendo a diferenciar entre una disculpa buena, mala y abusiva

Aprendiendo a diferenciar entre una disculpa buena, mala y abusiva

Una disculpa puede ser todo lo que necesitas para sanar un corazón herido, pero no cualquier disculpa.

¿Te ha pasado que recibes unas disculpas de alguien, pero sigues sintiéndote mal y molesto? En parte, podrá ser porque no hayas recibido una buena disculpa. 

Existen básicamente tres tipos de disculpas: la buena, la mala y la destructiva.

Aprendiendo a disculparse

Veamos la realidad: no existe una materia en el colegio llamada “cómo disculparse”. (Aunque sería genial tenerla). Tampoco es una lección que se de abiertamente de padres a hijos. Aprendemos a disculparnos en el camino y no siempre de la mejor manera. No es culpa de nadie en específico, simplemente aprendemos de forma generacional.

Las creencias detrás de las disculpas

A veces aprendemos inconscientemente que disculparse es un signo de debilidad, vergüenza o pérdida de poder.

Por supuesto, desde esa perspectiva vamos a evitar pedir disculpas a menos que nos veamos obligados y aún así, no serán las mejores.

¿Te identificas con alguna de estas creencias?

¿Cómo se disculpaban en tu familia de origen?

Los tres tipos de disculpas

Existen básicamente tres formas de pedir disculpas. Veamos cada una de ellas y usemos ejemplos diarios.

Las disculpas buenas

Las mejores disculpas incluyen cuatro elementos:

  • Responsabilidad por lo cometido.
  • Enfoque en las emociones del otro.
  • Acción que se hará para evitar otro fallo.
  • Actitud no defensiva.

Por ejemplo: 

Después de disculparse, uno ha de dar espacio a la persona para que exprese cómo se sintió: “Sí, me sentí molesto por haber esperado media hora”.

Es importante validar la respuesta de forma sincera: “Por supuesto, entiendo eso y a mi tampoco me gusta. Haré todo lo posible por que no vuelva a pasar”.

Ejemplo2:

Respuesta: ¡Si! por favor no me grites. Así no te puedo escuchar y no vamos a llegar a nada. 

Validación: te entiendo totalmente, no estoy contribuyendo para resolver la situación, nos estamos estancando. 

Recuerda: el objetivo es que la persona se sienta entendida, tomada en cuenta y aliviada.

¿Y qué pasa conmigo?

Sé que es muy probable que tú también te quieras sentir validado y entendido, mas adelante hablo sobre las “disculpas dobles”. 

Las disculpas malas

Las malas disculpas tienen los siguientes elementos:

  • Se enfocan en la persona que cometió el error o transgresión.
  • Dan excusas y explicaciones en vez de tomar responsabilidad.

Por ejemplo:

Ejemplo 2:

Sé que tal vez estás pensando… mmm no es taaan mala disculpa, en realidad es como solemos disculparnos regularmente, sin embargo si te fijas bien las malas disculpas suelen evadir la responsabilidad directa, incluyen excusas y evitan hablar sobre los efectos que la acción tuvo en el otro, específicamente las emociones.  Esto contribuye a que la persona no se sienta totalmente escuchada y entendida.

Además las malas disculpas suelen ser cortas y la persona que las está dando se desespera rápidamente del tema. Por ejemplo:

– Sí, no me gusta que llegues tan tarde, me enoja tanto.

– Ya te dije que había tráfico. Ya deja el tema.

Las disculpas eternas

El repetir una y otra vez una buena disculpa sin corregir la acción,  hace que se vuelva en una mala disculpa.

Por ejemplo:

-“Siento no haberle echado gasolina al carro de nuevo.” 

– Es la tercera vez que pasa en poco tiempo y se está volviendo un patrón.

– Si lo sé, es que de verdad no tuve tiempo. La próxima vez lo hago. 

Pero de verdad…

– Ay ya, déjame en paz, en serio que si lo voy a hacer pero pasemos página. 

La disculpa destructiva

La disculpa destructiva tiene los siguientes elementos:

  • Culpa a la otra persona por su comportamiento.
  • Demanda el perdón provocando miedo.
  • Se posiciona como la víctima.

Por ejemplo:

Ejemplo 2

Ejemplo 3

Las personas que abusan psicológicamente de otras son más propensos a usar este tipo de disculpas. También se da en personas que les da miedo fallar y por lo tanto evitan disculparse para no sentirse culpables o fuera de control.

Es muy probable que este tipo de disculpa sea en realidad una protesta o queja disfrazada.

Cuando las dos personas han cometido errores

En muchos escenarios las disculpas se dan en contextos donde ambos han fallado, pero si se siguen utilizando malas disculpas, la pelea será eterna, ambos terminarán desconectados, mas enojados y poco entendidos.

Escenario 1. Cuando ambos usan malas disculpas:

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– Yo te ignoré todo el día de hoy porque me trataste mal enfrente de tus papás. Lo siento, pero eso no lo aguanto.

– Si, yo sé que te traté mal pero fue porque estaba enojada desde ayer. Llegaste tarde a casa y nunca me diste explicación.

– Te la hubiera dado, pero tu estabas tan furiosa que no me hubieras escuchado, así que lo siento pero en esos momentos no se puede hablar contigo.

– Claro, yo estallo porque tú sigues llegando tarde y nunca vienes a la hora que me dices.

– Lo sé, pero si tú dejaras de controlarme, tal vez llegaría con más gusto a la casa.

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¿Has tenido este tipo de conversaciones donde nadie se entiende realmente?

Las buenas disculpas “dobles”

El mejor chance que tienes de pedir y recibir disculpas sinceras es separando las situaciones y utilizando disculpas buenas aunque sepas que ambos hayan cometido errores.

Este tipo de disculpa hace que la otra persona se sienta aliviada, entendida, validada… lo suficiente como para también ver su error propio y pedir disculpas de regreso.

Por ejemplo:

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– Siento haberte ignorado el día de hoy en la reunión con tu familia. Sé que es una de las cosas que mas te molestan. No quiero volver a quitarte la palabra.

– Si, por fin lo entendés. Odio que hagas eso. Se siente horrible ser ignorado por alguien y mas por ti.

– Lo siento mi amor. De verdad.

– Bueno, que no vuelva a pasar. Yo sé que tambien estaba algo enojada pero por favor no me ignores.

– Te prometo hacer todo lo posible por seguir ahí y no evadirte ¿si?

(Deja que pase cierto tiempo, habla de otra cosa, cambia el tema, ten momentos de cariño)

En otra conversación

– Me alegra que hayamos hablado hace un rato. Me gustaría explicarte algo, cada vez que tu me hablas brusca frente a tus papás, me enojo tanto, me siento incluso avergonzado. Mi respuesta impulsiva es dejarte de hablar y me cuesta tanto re involucrarme en la conversación.

– Lo sé, lo siento de nuevo.  Yo sé que eso te hace sentir muy enojado y de todos modos lo hice. No sabía que te avergonzaba. Yo estaba enojada desde ayer, pero tienes razón, no debí haberme puesto así, sé que hay otras maneras de responder.

– Si las hay, de verdad me gustaría que me pudieras hablar de otra manera.

– Por supuesto, te entiendo y lo voy a hacer.

– Significa mucho para mi que lo hagas.

– Ahora que estamos hablando sobre los cambios que queremos hacer, necesitamos hablar sobre las salidas en la noche. No podemos seguir así. La discusiones se están volviendo mas frecuentes y no me gusta.

– Yo sé, no me gusta pelear cada vez que salgo de noche con mis colegas.

– A mi tampoco me gusta, sólo necesito que tengamos establecidas las horas, yo me preocupo cuando no sé de ti.

(Continúa…)

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No todas las conversaciones han de ser separadas, a veces se hacen en un mismo momento pero lo importante es dejar un espacio suficiente para que las disculpas sean sinceras y no se invaliden unas a otras.

El perdón no es obligación

Recuerda: todo el mundo tiene el derecho de pedir disculpas y todo el mundo tiene el derecho de aceptarlas o no.

Aunque demos unas excelentes disculpas, no siempre obtendremos un “te perdono”, pero al menos lo comunicamos de la mejor manera. Recordemos que el perdonar es un proceso interno y privado. A veces sólo recibiremos un “gracias por entenderlo” y eso puede ser suficiente para empezar.

Espero que te haya servido este post, si te fue útil compártelo a quienes creen que les puede beneficiar. 🙂

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