¿Por qué no puedo dialogar con mi pareja?

¿Sientes que tu pareja se enoja frecuentemente?
¿Te lamentas de no poder evitar su enojo o irritación en cada discusión?
¿Ya no sabes ni cómo expresarle tus quejas o desacuerdos porque sientes que se vuelven en un gran problema?
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¿Te identificas?
Ana pelea frecuentemente con Pedro.
Cada vez que Ana intentaba pedirle mas tiempo de calidad, mas afecto, mas atención, sin quererlo inicia una pelea en donde Pedro terminaba por irse molesto.
-¿Por qué no se puede hablar contigo?
-Porque tú solo te quejas. Sólo te fijas en lo negativo.
– No es eso, es que tú no me escuchas.
– Lo que pasa es que no puedes estar tranquila sin pelear.
– No quiero pelear, ya ni sé cómo decírtelo. Pero necesito hablar.
– Y cada vez que me hablas, me sacas toda la historia pasada, no entiendo porqué no podemos pasar la página y enfocarnos en el presente y ya. Tenemos todo para ser felices, y tú sigues sacando los problemas.
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Por supuesto, Ana no es la única que está sufriendo. Pedro siente que Ana nunca está contenta, que no puede evitar que ella se moleste y no sabe qué hacer. Intenta evitar los conflictos con el objetivo que estén bien y que disfruten su relación, pero siente que no puede hacerlo. Realmente no sabe qué hacer cuando se encuentra de frente con el reclamo y la frustración de Ana. ¿Qué espera de mi?
Diferencias en cuanto a la expresión y escucha en un conflicto (muchas veces son diferencias de género)
Las personas tendemos a expresar y escuchar al conflicto de determinadas maneras, la mayoría de las veces tiene que ver con el estilo de apego.
Las personas con un estilo de apego ansioso no tienen problema con entrar en conflicto ya que desean y necesitan expresar lo que están sintiendo lo antes posible. Y se comunican de una manera intensa o insistente si es necesario, mientras que las personas con un estilo de amar evasivo suelen evitar los conflictos y tienen más dificultades para escuchar y empatizar con las emociones de su pareja ya que tienen muchos años de experiencia reprimiendo SUS emociones, se les hace difícil conectarse con las emociones de otros especialmente en medio de un conflicto.
La autora Janis Abrahms clasifica estas desigualdades como diferencias de género. Hace sentido cuando recordamos que a las mujeres se les permite mucha más expresividad emocional desde pequeñas y a los hombres que se les suele reprimir las emociones más vulnerables con frases expectativas como: “los niños no lloran”, “tienes que ser fuerte”, “tienes que cuidar a tus hermanas o a tu mami”.
Janis Abrahms habla de las siguientes diferencias:
1. Los hombres suelen dar consejos cuando las mujeres buscan soporte emocional. Los hombres ven su intervención como amorosa y servicial. Las mujeres usualmente experimentan esta conducta como condescendiente o poco empática.
2. Cuando los hombres empatizan, normalmente se sienten tontos o falsos. Tienen dificultad creyendo que alguien podría apreciar u obtener algún beneficio solamente de escuchar o validar las emociones. Las mujeres empatizan mas naturalmente y entienden su valor.
3. Los hombres suelen ofuscarse o abrumarse fisiológicamente durante las confrontaciones emocionales y acostumbran retirarse. Cuando las tensiones aparecen, su ritmo cardíaco y presión sanguínea suelen elevarse y experimentan una necesidad biológica de irse. Las mujeres, por el otro lado, se sienten más cercanas cuando comparten sus quejas y experimentan una incómoda activación en su sistema nervioso cuando sus parejas se van. Cuando la pareja de una mujer se va, mientras ella está expresando su enojo o dolor, se ve forzada a entre dos opciones difíciles: hablar más fuerte y apartar más a su pareja o quedarse callada y sentirse alejada de sí misma. El silencio de una mujer, muchas veces lleva a depresión y perdida de si misma.
Sugerencias
Para las mujeres o las personas con estilo de apego ansioso (hombres o mujeres)
- No asumas lo que tu pareja te está tratando de decir. Muchas veces crees escuchar lo que has estado acostumbrado o lo que esperas.
- Intenta tener un claro objetivo de lo que necesitas en cada discusión o charla difícil. Por ejemplo: “me gustaría que pudiéramos salir sólo nosotros solos mas seguido, extraño nuestro tiempo juntos” es mejor que “ya nunca me invitas a salir” o “¿otra vez sales con tus amigos? que raro… y yo como siempre sola en casa”
- Utiliza siempre que puedas palabras de confort o cariño. Una sola palabra afectuosa o una comunicación suave puede hacer la diferencia entre una discusión constructiva o una pelea no resuelta. Por supuesto, eso no quiere decir que hemos de fingir ni minimizar lo que sentimos, sin embargo los conflictos que crean cercanía en vez de alejamiento suelen incluir algún recordatorio de afecto, en cualquier presentación.
- Intenta no traer a colación otros momentos o historias pasadas. Eso no quiere decir que no puedes hablar de ellos, pero trata de ir de uno en uno en cada ocasión. Eso ayudará a la claridad presente y a no caer en los traspasos de culpas: “tu me dijiste esto antes” “tu hiciste eso también”.
- Busca un momento para hablar en el que tu pareja puede darte la atención que necesitas. Tal vez no sea el mejor espacio mientras van en el tráfico o mientras están en una reunión familiar.
- Ten en mente las diferencias de ambos. Sé tolerante con las respuestas imperfectas.
- Las personas con estilo de apego evasivo suelen necesitar un tiempo mayor de transición entre su espacio personal y la interacción con la pareja: por ejemplo les es más difícil “cambiar el chip” entre leer o ver una serie y hablar sobre un tema profundo donde necesitan tener toda su atención puesta en ti. Si invitas a tu pareja a hablar mientras él o ella están en una actividad solitaria, es probable que se queje o no quiera acercarse aún. Dales tiempo, no lo tomes personal. Puedes decir algo como: “ok, dime cuando estés listo o tómate tu tiempo.” Por supuesto, eso no quiere decir renunciar a tus necesidades de hablar, pero sí puedes incrementar tu flexibilidad.
Para los hombres o las personas con estilo de apego evasivo (hombres o mujeres)
- Intenta tener en mente que tu pareja normalmente no está buscando una pelea, lo que quiere es conectarse contigo.
- Validar las emociones es todo un arte. Es como saborear un vino: uno no se traga el vino a la primera o por lo menos como lo vemos en la televisión: se huele, se da vueltas, se da un sorbito pequeño, luego otro. De la misma manera las emociones no se tragan de una sola vez sino que se escuchan, se repiten y validan: “ah… te sientes molesta”, “te sientes no importante”, se vuelven a repetir de otra manera: “tiene sentido, no lo había visto así”, “entiendo lo que me dices y veo por qué no te gusta”, “claro… eso te duele”. Pareciera que estás dando vueltas sobre la misma historia, pero en realidad estás fomentando la conexión y confianza.
- Escucha lo que tu pareja quiere decir sin defenderte a ti mismo/a (“Si pero…), minimizar (“No hagas una tormenta en una vaso de agua”) cerrarte (“no quiero hablar de esto y ya”) o impacientarte (“ya vas a empezar otra vez”). Esto sólo hará el conflicto mayor.
- Pide lo que necesitas para escuchar abiertamente: “mi amor, te quiero escuchar pero me estoy poniendo nervioso/a cuando me hablas así y me dan ganas de irme…¿me puedes hablar con un tono mas bajo?” o “Siento que vamos a entrar en un conflicto y no me gusta esto, pero quiero entender qué es lo que me estás tratando de decir, ayúdame a saber qué necesitas” o “me estoy poniendo a la defensiva, por favor ¿me puedes hablar de otra manera?”
- Si necesitas alejarte por un momento para calmarte hazlo, pero dile que vas a regresar y cumple tu palabra: “Siento a mi corazón a mil por hora y estoy bloqueado en mi mente, no puedo hablar ahora pero prometo regresar en media hora y solucionamos esto ¿si?”