¿Qué hago si mi pareja quiere irse durante una discusión?

¿Qué hago si mi pareja quiere irse durante una discusión?

En muchas parejas existe una gran dificultad para lidiar con los conflictos. Esto viene con una gran frustración. Ambos se quieren, desean estar en paz, pero no pueden evitar explotar o ser arrastrados por la cascada de insinuaciones, críticas o gritos. Son peleas que escalan y que se salen de control.

Me he dado cuenta que uno de los motivos más frustrantes para las parejas es que en el punto más alto de la discusión su pareja “tira la toalla” y se va somatando la puerta. Esto deja un sentimiento de vacío, tristeza, más enfado o preocupación.

Usualmente, son los hombres los que se retiran y las mujeres las que intentan por todos los medios evitar la fuga. Esto es porque biológicamente, los hombres se ahogan emocionalmente más rápido que las mujeres, y se abruman más fácilmente con los conflictos de pareja.

Veamos cómo sería una escena común:

María está enojada con Fernando porque no le contesta las llamadas. Le dice: “A tus amigos si les contestas, a tu mamá si le contestas, a mí nunca”.

Fernando cree que está siendo juzgado de forma injusta.  Su noche se desmorona. Sabe que tendrá que pasar parte de la noche convenciendo a María y se da cuenta que cada vez es más difícil de persuadir.  Piensa: “¿Por qué a mí? ¡No es justo!” Observa la cara fruncida de María, su voz alta y crítica.

En ese momento él comienza a respirar superficialmente. Su corazón late más rápido. Ya no la mira a los ojos. Deja de escucharla. Empieza a mover la pierna rápidamente. Se levanta del sillón y se dirige a la puerta. Necesita un descanso. No puede más.

María se alarma, lo toma por el brazo y le dice: “¡No te vayas!” “¿Por qué te vas?”. “Siempre haces lo mismo, es tu única forma de solucionar las cosas”.  “¡Haces los problemas peores!”

Fernando utiliza la fuerza para soltar la mano de María y se va. Las horas siguientes pueden sentirse como una tortura. A veces les siguen llamadas, mensajes y ansiedad.

Cuando Fernando regresa, ya más tranquilo, María sigue enfadada. “¿Cómo pudiste irte?”  “Y ahora regresas tan normal. Nunca hablamos de los problemas. No sabemos cómo resolverlos.”

Y esa creencia de “no saber cómo resolver los problemas” es fatal. La confianza en la relación baja, incluso pueden comenzar a dudar ¿Será que somos el uno para el otro? ¿Será que vamos a poder dialogar tranquilamente?

En este post yo quiero proponerte una forma totalmente distinta de percibir estos momentos en donde tu pareja se quiere ir, así como en las ocasiones en donde tu pareja se fue y tú no sabes cómo comportarte ni qué pensar.

Es más, te reto a que la próxima vez que tu pareja quiera irse durante una pelea, seas tú la primera (o el primero) en darle paso libre.

Te explico mis razones.

  1. Es mejor darle paso libre, porque probablemente tu pareja no está en condiciones de dialogar.

La mayoría de las veces, si tu pareja se quiere retirar, es porque físicamente ya NO puede seguir discutiendo de manera calmada.  Se encuentra en un estado que le llamamos “ahogo emocional”, concepto explicado ampliamente por el Instituto Gottman, experto en relaciones de pareja.

El ahogo emocional, es una condición en donde el cuerpo está alterado. La respiración es más rápida, el corazón late a más de 100 latidos por minuto ( u 80 si se es deportista). Se puede sentir mareo, náuseas,  manos sudadas. Se pierde la capacidad de razonar claramente y de ser empático.

Estar ahogado emocionalmente es como regresar a la cueva. Sólo nuestro cerebro reptiliano está funcionando.

Para poder dialogar se necesita apertura mental, tolerancia, creatividad, humor y una mente despejada. Una persona con ahogo emocional califica cero en todas esas cualidades. No puede pensar flexiblemente, se encuentra confuso o abrumado, sus emociones están “a tope” y el cuerpo está alterado.

¡Peligro, hombre al agua! (1)

 

  1. Es mejor darle paso libre porque nada bueno saldrá de este diálogo.

Cuando el cerebro reptiliano toma el control, ninguna cosa buena pasa. El cuerpo sólo quiere hacer una de dos: huir o luchar. Normalmente, elegimos huir y eso nos calma la ansiedad. ¿Pero qué pasa si no podemos huir? Con el monto de adrenalina y cortisol que tenemos en el cuerpo, tal vez optemos por luchar. Es por esto que las peleas se agravan en estos momentos, ambos podrán decir cosas de las que después se arrepientan, las heridas serán más graves y difíciles de sanar.  Incluso se puede llegar a forcejeos o luchas físicas. Eventos que pueden llegar a ser traumáticos.

  1. Es mejor darle paso libre porque tendrás muchas más probabilidades de solucionar el conflicto.

Si dejas que tu pareja se calme, ésta podrá regresar con una mente clara, más optimista y con una mejor perspectiva. Incluso puede ser que el problema que se pensaba tan grave, sea poco importante ahora.

Todas las parejas necesitan ceder algunos puntos y hacer acuerdos. Esto sólo se puede hacer en un ambiente pacífico y teniendo en cuenta los sentimientos de la otra persona.

Entonces, estos son los pasos para manejar un ahogo emocional.

1.Identificar el ahogo emocional. Todos estos son los síntomas o signos:

  1. Respirar más rápido.
  2. Aumentan los latidos del corazón (100 latidos por minuto 80 si se es deportista)
  3. Sudoración.
  4. Quedarse callado o paralizado.
  5. No hay sentido del humor.
  6. No se puede poner en los zapatos del otro, o ser empático.
  7. No hay fluidez en el diálogo, se “traban” o tartamudean.
  8. El cuerpo se distancia, los brazos se cierran.
  9. Los aprietan los puños, se muerden la boca.

2. Detener la interacción en ese momento. No hay cabida a más palabras.

3. Utilizar una palabra clave o señal que indica que es momento de separarse. Por ejemplo: “vamos a calmarnos y después seguimos hablando” o “necesito un respiro” / “¿necesitas un respiro?”

4. Distraerse por al menos 20 minutos. Algunas personas necesitan más tiempo, de una hora para arriba. Es crucial que durante el tiempo fuera, la persona con ahogo emocional no siga pensando en el problema, sino que activamente haga algo más que le ocupe la mente. Puede ir a caminar, hacer ejercicio, ver televisión, platicar con un amigo.

5. Regresar y seguir dialogando si así lo desean. A veces el problema ya no es relevante, pero si lo es, ambos necesitan hablarlo de una forma clara, suave sin reproches o críticas. Explicando lo que se necesita y centrándose en  los propios sentimientos.

6. Acordar una reunión posterior. Si te preocupa que el tiempo fuera sea la excusa perfecta para no resolver los problemas, habla de antemano con tu pareja y decide que, si alguno de los dos necesita alejarse, se comprometen a hablar del asunto ese mismo día. Esto te aportará tranquilidad en el momento que esté fuera, y sabrás que no es porque no quiera resolver los problemas, sino porque necesita estar en las mejores condiciones para hacerlo.

Constantes ahogos emocionales durante una discusión pueden ser comunes, sin embargo no deberían ser la norma si no la excepción. La idea es que la pareja pueda aprender a dialogar sin llegar a tener un ahogo emocional. Y si, ¡Es posible! 🙂  Entre las claves, que estaré explorando más adelante son el poder comunicar de una forma clara y suave las quejas y preocupaciones hablando sobre los propios sentimientos y necesidades, evitando el juicio y la crítica. Poder reparar en el momento los malos entendidos y los palabras hirientes. Mantener una atmósfera positiva o neutral, abierta a los acuerdos, y saber cómo relajarse ayudándose de la respiración dentro de una discusión.

¿Tienes alguna experiencia con ahogo emocional tuyo o de tu pareja? Escribe en los comentarios tu historia, el mayor aprendizaje se da en la práctica, al compartir y opinar sobre nuestras experiencias.

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