Tengo apego ansioso ¿y ahora qué hago?
Cuando nos damos cuenta que tenemos un apego ansioso
Suele ser un gran descubrimiento el darse cuenta que uno posiblemente tiene un apego ansioso.
Esto seguramente lo he visto en mis clientes que me dicen: “por fīn entiendo qué me pasa” o “hasta ahora todo me hace sentido”
Sin embargo, una vez que llegamos a esa conclusión, no siempre sabemos qué hacer.
En este post quiero clarificar cuáles son las áreas en las que necesitamos trabajar para tener un apego más seguro.
Claridad sobre el apego: hemos de cambiar el paradigma sobre lo que significa apego. El apego no es un defecto, no es una enfermedad o una patología. Es un vínculo emocional y duradero que se genera entre el cuidador primario y un niño cuando somos pequeños y entre dos adultos en las relaciones amorosas. La biología nos dotó con esta capacidad de apegarnos para poder sobrevivir.
Los bebés son los seres más indefensos de todos los mamíferos y la evolución hizo que buscáramos siempre la proximidad física y emocional con nuestro cuidador para poder vivir. Un niño que no busca constantemente cercanía y atención corre peligro de perderse o ser abandonado.
El apego es una necesidad y el apego seguro, nos hace poder desarrollar nuestro cerebro y sistema nervioso, hace que podamos regular las emociones, nos ayuda a formar una identidad y nos hace (paradójicamente) ser más independientes, al tener un lugar seguro al que recurrir cuando lo necesitemos mientras nos aventuramos por la vida.
Sin embargo, si nuestros cuidadores no están lo suficientemente presentes emocionalmente o si no nos sentimos vistos, escuchados, sentidos por quienes somos, entonces podemos generar un apego inseguro como estrategia de sobrevivencia.
El apego inseguro se divide en: ansioso, evasivo o desorganizado.
El apego ansioso consiste en subir el volumen a nuestras emociones y activar una alarma hipervigilante todo el tiempo que nos hace sensibles a cualquier señal de que nuestra pareja pueda estar no disponible física o emocionalmente, no accesible o no comprometido e involucrado con nosotros. Y también esta asociado a sentirse no suficiente, no valioso, no importante para los seres queridos. Suele expresar con intensidad, enojo, protesta, queja o crítica la falta de cercanía, lo cual puede alejar a los demás sin quererlo.
El apego evasivo consiste en bajar el volumen a nuestras emociones y desactivar la alarma que nos hace monitorear la conexión con los demás. Una persona con apego evasivo, evita la intimidad con el objetivo de no ser rechazado o herido (muy inconscientemente). Huye de los conflictos y de sus emociones vulnerables. Se enfoca en el exterior: eventos, logros, carrera, actividades, hechos y pensamientos racionales pero no en lo emocional, profundo y biográfico. No es que no quiera estar en una relación, pero cuando se siente demasiado involucrado, cuando se vuelve algo íntimo o vulnerable, corre el peligro de desconectarse para no sufrir (de nuevo, inconscientemente).
El apego desorganizado tiene que ver con el rompimiento de una estrategia organizada. No hay una consistente forma de actuar, a veces se puede mostrar como ansioso y a veces como evasivo ya que existe un conflicto interno: quiere y no quiere la conexión al mismo tiempo. Esto tiene que ver con instancias traumáticas o muy atemorizantes en la niñez.
Lo mas importante de recordar es que el apego no es malo, que no es posible desapegarnos y que si tenemos un apego inseguro (ansioso, evasivo o desorganizado) es porque nos adaptamos a circunstancias del pasado para no sufrir.
2. Nos sentimos Auto-críticos, una voz demandante o enojada nos dice todo el tiempo que “no deberíamos de ser así” y nos hace pensar que hay algo fundamentalmente malo con nosotros. Nos Resistimos a sentirnos ansiosos o inseguros, como cuando tratamos de evitar un estornudo. Obviamente esto no lo cambia, si no que nos hace sufrir más. Nos sentimos con Baja Autoestima, como que si no fuéramos lo suficientemente atractivos, buenos, valiosos, capaces. Tenemos un Conflicto Interno, sobre querer desapegarnos y ser libres, pero al mismo tiempo desear sentirnos queridos y cuidados. Tenemos Soledad, pensando que somos las únicas personas que pasan por esto y que cada vez que lo expresamos con nuestra pareja, puede crear más conflicto, por lo que nos lo guardamos.
3. Todo esto hace que las Emociones se sientan abrumadoras: enorme ansiedad o inseguridad sobre si somos queridos, si importamos y si estamos en un lugar seguro. O una gran tristeza sobre el no poder tener el amor y atención que deseamos con todo el corazón. O un miedo enorme de perder a la pareja y sentirnos solos o culpables. O mucho enojo que viene de la frustración de no hacernos entender o que nuestra pareja reaccione de forma evasiva a nuestras ansiedades. También pensamientos repetitivos y obsesivos sobre la pareja o persona querida. Y sensaciones corporales fuertes: un nudo en el estómago, una presión en el pecho, incluso ganas de vomitar.
O la alternativa de emociones abrumadoras a veces es el Adormecimiento, por medio de lo que llamamos defensas para no sentir: adicciones como tomar, comer demasiado, pasar todo el día viendo tele. O incluso las obsesiones y preocupaciones pueden ser maneras de no sentir las emociones. A veces también el mismo cuerpo se desconecta para no sentir: sensaciones de despersonalización, de no sentirse presentes en el cuerpo, de observarse desde afuera. O ser como un robot, que no siente absolutamente nada.
4. Luego,