¿Cómo sé si es mi apego ansioso o es mi pareja el problema?

Categoría: Estilos de apego
Escrito por natalia gurdian
¿Cómo sé si es mi apego ansioso o es mi pareja el problema?

Varios lectores me han escrito confundidos acerca de cómo distinguir cuando es uno mismo (estilo de apego ansioso) que ha de cambiar (celos, quejas, insistencia) o cuando uno no es el problema si no es el comportamiento en la pareja (falta de compromiso, distanciamiento, deslealtad o frialdad) o si en realidad son ambos.

Es decir si lo resumimos en una frase muy básica: ¿el problema soy yo o es mi pareja?

Más a detalle, uno se pregunta: ¿Soy yo el que está magnificando, distorsionando y viendo cosas que no son? o en realidad es él o ella que tiene un comportamiento que “no es normal”, que a cualquier persona le causaría ansiedad o que incluso les haría plantearse la relación.

En este post voy a intentar describir una metodología para distinguirlo.

¿Porqué es importante distinguirlo?

Cuando asumo que el problema es sólo mío:

Si asumo que el problema es sólo mi comportamiento ansioso, entonces me pondré toda la responsabilidad del cambio y no veré que realmente hay cosas que necesito que cambien a largo plazo para estar satisfecha en la relación. Y esas mismas cosas van a seguir pasando con lo cual no podré bajar por completo mi ansiedad.

Por ejemplo, si mi pareja no quiere tener relaciones conmigo desde hace tres meses o me excluye de todas las actividades que antes me incluía: reuniones familiares, reuniones de amistades, etc. Es esperable que surja una alarma en mi, que se exprese como ansiedad, pero es una ansiedad que no está fuera de contexto y es congruente con la situación actual.

Si yo concluyo que yo soy la del problema y reprimo mi expresión por temor a “comportarme de manera ansiosa” entonces estoy postergando ese diálogo importante para resolver y conectarme. La ansiedad seguirá estando presente y podrá explotar de un momento a otro.

El explotar hará que me enoje y vaya hacia el lado de: “es tú problema”, con lo cual mi pareja tal vez se pondrá a la defensiva y se alejará, con lo cual me hará más insegura.

O tal vez, en vez de explotar hacia a fuera, exploto hacia dentro y esto hará que me sienta deprimida o con problemas psicosomáticos, dolor de cabeza, tensión en el cuerpo, con problemas de concentración en el trabajo, alteración de sueño, etc.

Cuando asumo que el problema es sólo del otro:

Si asumo que mi pareja es la que está mal y que ha de cambiar, entonces mi comportamiento probablemente será demandante, insistente y no cuestionaré mi la congruencia de mi ansiedad en el contexto. Equivaldré el nivel de ansiedad y preocupación con el nivel de daño consciente que mi pareja me está causando. Pondré toda la responsabilidad del cambio en él o ella y me enfocaré en que modifique su conducta constantemente para estar bien yo. Me sentiré fuera de control o incluso en una posición indefensa.

Por ejemplo, si mi pareja no me avisa cuando llega su casa después del trabajo o no me cuenta sobre su nueva compañera del trabajo con la cual tendrán un viaje de negocios juntos, eso me podrá disparar la ansiedad y en vez de buscar bajarla y cuestionarme su congruencia en el contexto, insistiré a mi novio o a mi esposo que es un desconsiderado, que no le importo, que me miente y le demandaré que sea extra cuidadoso con lo que hace, le llamaré en forma de prueba para ver si dice la verdad, etc. Tal vez llegaré a actuar de forma controladora o posesiva para bajar mi ansiedad.

El problema es que mi pareja probablemente responderá a la defensiva o se alejará con lo cual mi ansiedad será mayor y tendré un círculo completo en donde me confirmaré mis temores: a mi pareja no le importo porque se aleja y me ignora o me pelea.

La escala de grises también nos provoca ansiedad

Ya vimos que ver el problema en términos blanco-negro (es sólo mío o es sólo de mi pareja) suele ser contraproducente para uno mismo y para la relación.

Pero el adentrarnos en aguas grises nos da ansiedad ya que no tenemos certezas en las interacciones diarias.

Por ejemplo: veo que la persona con la que salgo desde hace varias horas no me contesta mis mensajes, me deja en visto. ¿Quiere decir que yo estoy siendo muy ansioso/a o que tal vez simplemente él/ella no está interesado/a?

Vamos a tratar de responder esta pregunta más adelante. Necesitamos más herramientas.

Comportamientos que no queremos dejar pasar de largo de nuestra pareja, tengamos o no, apego ansioso:

Tengamos o no apego ansioso activado, hay ciertas situaciones que pueden levantar la alarma y que nos hagan ser cuidadosos en un extremo o totalmente ansiosos y reactivos en el otro.

  • No disponibilidad emocional: Aquellos/as que se alejan de la intimidad, de la vulnerabilidad y lo dicen así de entrada. Por ejemplo que digan a la primera: “no quiero compromiso” pero sigan en la relación mandando mensajes confusos, que hayan recién salido de una relación larga, que estén en un proceso complicado con su ex. Que no quieran ningún tipo de etiqueta en las relaciones, que no han tenido novio/a en un gran porcentaje de su adultez. Que no quieren sentirse “atados” a nada ni nadie.
  • Evitación de conflicto y conversaciones emocionales: Personas que no quieren entrar en cualquier conversación que incluya un desacuerdo o una confrontación, que sean sensibles a cualquier charla en el que se muestre desaprobación o molestia anticipando que va a ser una pelea. Que busquen solucionar todo mediante el debate intelectual o/y la resolución de problemas inmediata sin entrar en expresiones emocionales. Que se sienten irritados o ansiosos ante el llanto de su pareja.
  • Evitación de vulnerabilidad: Personas que se burlan o ridiculizan la idea del romanticismo, del matrimonio, del afecto, de la expresión de emociones que juzgan como débiles: la tristeza o el miedo. Que evitan dejan entrar en su mundo interno a nadie.

Básicamente, estas son las características de alguien que tiene apego evasivo, pero no necesariamente sólo apego evasivo sino actitudes ante la vida.

Aunque nos sintamos confiados y seguros con nosotros mismos, el encontrarnos con un extremo de éstas tres características nos hará surgir miedos que son totalmente válidos. 

  • Miedo a que mi pareja nunca se sienta comprometido en la relación, por lo que no echará raíces y tendremos que terminarla.
  • Miedo a que no podamos resolver los conflictos a profundidad y nos mantengamos en soluciones superficiales que no sean suficientes. Lo que hará que tengamos una relación tormentosa y conflictiva.
  • Miedo a no ser entendido y escuchado realmente por la pareja. Lo que hará sentirse triste y resentido.
  • Miedo a no poder expresar las emociones vulnerables por temor a ser burlado, minimizado ignorado. Lo que hará el cerrarse, deprimirse o explotar.

Estos miedos no pueden quedarse sin resolver en ninguna relación, ya que la desestabilizarán. Ambas personas han de poder trabajar para resolverlos.

Comportamientos que no queremos dejar pasar en nosotros aunque tengamos un miedo válido

Aunque tengamos un miedo válido en la relación, como descrito arriba, puede ser que la forma de comunicarnos y de manejar esto sea un problema en sí mismo. Por ejemplo:

  • Actuar de forma agresiva: cualquier forma de agresión desde un extremo a otro es perjudicial para la relación y mientras más la haya, más problemático. Por ejemplo: gritar, insultar, intimidar, herir de forma consciente, pegar, empujar, amenazar.
  • Manipular: hacer creer a la otra persona que está actuando mal cuando en realidad lo que se busca es bajar la ansiedad, hacer sentir al otro culpable en extremo por querer tener mantener actividad razonable fuera de la relación con familia o amigos, pretender estar ocupado o mentir sobre lo que se siente para “darle la lección” a la pareja, ser deshonesto acerca de las emociones para lograr algún objetivo, etc.
  • Controlar: tratar de alejar a la pareja de sus familiares o amigos aunque sea inconscientemente o con el objetivo de bajar la ansiedad, amenazar aunque sea sutilmente de hundirse, deprimirse o quitarse la vida en un extremo si la pareja le deja, hacer sentir que el amor está condicionado si el otro se comporta de cierta manera por ejemplo si se arregla más, si gasta más, si come menos, todo sería mejor o me sentiría más atractivo, etc. Demandar que la pareja se comunique constantemente en el trabajo, en el tráfico, en la casa y mostrar enojo o culpa si no se hace. Acusar a la pareja de estar filtreando con cualquier persona del sexo opuesto haya pruebas o no. Hacer sentir a la otra persona un villano por querer pasar tiempo sólo/a.
  • Protestar con crítica: usar palabras hirientes que describen el carácter de la pareja de forma despectiva y general (es un hipócrita, estúpido/a, loco/a, egoísta, etc), comparar a la pareja con personas que no respetamos o definimos negativamente (eres igual que tu papá/tu hermano, mi jefe), usar el sarcasmo de forma negativa para herir, hablar mal de la pareja con familiares o amigos.
  • Protestar con la ley del hielo: dejar de hablar, ignorar, cortar o disminuir significativamente el afecto físico y verbal, mientras más tiempo y más constantemente sea haga es peor.

Cuadrante miedo-comunicación

¿El problema es mi relación o el apego ansioso?

Ahora quiero completar la información con un diagrama que he hecho para decidir si hemos de enfocarnos en trabajar el apego ansioso, en la relación o en ambas.

Vemos que este cuadrante tiene dos áreas:

  • El miedo

La emoción que sentimos en una relación cuando hay una amenaza real o imaginaria de abandono, rechazo o traición.

  • La comunicación:

La forma cómo expresamos el miedo y todas las emociones relacionadas como la preocupación, la ansiedad, el pánico, etc.

Las dos variables del miedo:

  • El miedo sustentado: quiere decir cuando el miedo tiene base real. La pareja puede  se muestre emocionalmente no disponible, falto de compromiso, enviando mensajes confusos, evitando los conflictos y las conversaciones emocionales, mintiendo u ocultando datos importantes o incluso cuando ya ha habido una infidelidad en el pasado causada por la pareja actual.
  • El miedo no sustentado: cuando la pareja se muestra lo suficientemente dialogante, interesado, comprometido, constante en su atención, abierto en sus emociones, honesto o al menos no hay pruebas que delaten sobre un engaño o traición. La clave aquí es “lo suficientemente” ya que ninguna persona puede ser todo el tiempo accesible emocionalmente, abierto en sus emociones, disponible y predecible pero la mayoría del tiempo sí. 

Las dos variables de la comunicación:

  • La comunicación consciente: tiene que ver con un tipo de expresión verbal y no verbal desde la consciencia, es decir, el darse cuenta de el miedo en uno mismo en vez de solamente reaccionar y expresarlo de forma clara, directa y en contacto con las emociones de fondo. Tomando en cuenta las necesidades reales que hay. También tiene que ver con la expresión desde el conocerse a uno mismo y de entender su pasado.
  • La comunicación reactiva: tiene que ver con comunicarse de una forma impulsiva, desproporcionada, sin mediar pensamiento o repercusiones, desde emociones que protegen o superficiales por ejemplo la frustación o “el explotar”, sin llegar a abrir el corazón a emociones suaves y vulnerables como la tristeza o el miedo. También tiene que ver con expresarse basado en suposiciones y asumiendo que todo lo que pasa tiene que ver con el momento presente sin reflexionar sobre el pasado.

Las cuatro posiciones del cuadrante

  • Dialogante Asertivo- emocional:

Este escenario tiene que ver cuando tu pareja está haciendo cosas que te provocan miedos sustentados, como expresamos anteriormente: alejamiento significativo, no disponibilidad emocional, expresión de falta de compromiso o inseguridad en la relación. Y logras comunicarte de forma consciente (clara, directa, proporcional) en vez de reactiva.

Si te encuentras en este punto, has seguir enfocándote EN TU RELACIÓN, NO EN TU COMPORTAMIENTO.

Has de ver que el problema NO es tu comportamiento ansioso ya que los miedos son sustentados y no puedes simplemente ahogarlos ya sería contraproducente. Si no, tu responsabilidad es seguir expresándote de forma directa, clara y emocional para encontrar puntos de encuentro y acuerdos.

El “dialogante asertivo-emocional” es una POSICIÓN SANA porque identificas tus miedos válidos y los comunicas de forma clara, emocional y proporcional a la amenaza.

  • Dialogante vulnerable:

Este escenario tiene que ver con que tienes miedos no sustentados, es decir, aunque tu pareja esté para ti y sea cariñosa e intente entenderte (lo suficientemente), tú no puedes evitar sentirte con mucha ansiedad de que te abandone, que te rechace o te traicione sin que haya algún indicio claro de que esto esté pasando. Por ejemplo, si no te escribe durante un par de horas mientras trabaja tú piensas que se olvida de ti cuando te muestra siempre su cariño y atención o tal vez temes que su amiga quiera intentar pasarse de la raya con tu novio cuando no ha habido ninguna prueba clara que esto esté pasando.

Sin embargo, logras comunicarte de forma vulnerable hacia tu pareja y no reactiva. Es decir, le dices por ejemplo: “no sé porqué, tal vez será mi pasado, pero cuando no sé de ti durante varias horas, una parte de mi se alarma, como si hubiera algo malo en la relación”.  O por ejemplo le dices: “sé que no hay nada entre ti y tu compañero de trabajo (o vecino), pero no puedo evitar sentir que he de proteger mi relación cuando te veo cerca de él y a veces me enojo, pero en el fondo es este miedo a que algo nos separe” 

Si te encuentras en este punto, has de seguir enfocándote EN TI Y EN EL APEGO ANSIOSO (SI LO HAY), NO EN EL COMPORTAMIENTO DE TU PAREJA. 

Has de trabajar en ti, en ahondar en tu pasado, tus vivencias  y creencias que te hacen sentirte así. Por ejemplo, tal vez antes te han sido infiel y eso hace que seas hipervigilante a cualquier señal de infidelidad aunque tu pareja actual no te de ninguna señal. O tal vez, te criaste sólo con tu madre, ella trabajaba todo el día y tenías que luchar para obtener su atención, necesitabas llamar la atención de forma fuerte y discutir para sentirte cerca de ella. De adulta, necesitas provocar cierto roce y discusión cuando las cosas están estables, porque sientes que es la única manera de sentirte cerca.

El “Dialogante Vulnerable” es una POSICIÓN SANA porque identificas tus miedos, te das cuenta que vienen de ti y de tu pasado, y  los comunicas de forma clara, emocional y sobre todo vulnerable. 

¿Porqué es vulnerable? porque estás diciendo: esto es lo que me pasa a mi, este es mi miedo, mi dolor, mi tristeza.  No te estás defendiendo mediante el reclamo o la culpa, estas abriendo tu corazón y comunicando tus partes mas sensibles. Esto viene con un riesgo, el que tu pareja no te trate con cuidado o no te entienda. Sin embargo, sin estos riesgos no podrás avanzar. Si tu pareja logra entenderte, cuidarte y trabajar contigo, la relación podrá ser exitosa. 

Perseguidor Indignado:

Este escenario tiene que ver cuando tu pareja está haciendo cosas que te provocan miedos sustentados, como expresamos anteriormente: alejamiento significativo, no disponibilidad emocional, expresión de falta de compromiso o inseguridad en la relación. Sin embargo, tu comunicación es reactiva: te expresas de forma desorganizada, agresiva, manipulando, controlando, explotando, incomunicándote etc.

Es en este punto donde te das cuenta que AMBAS COSAS han de cambiar (tú y tu pareja) tu pareja ha de mostrarte más seguridad, entendimiento emocional, disponibilidad, empatía, demostración de cariño y cuidado pero también tú has de bajar los reclamos, los gritos, la comunicación confusa, la promoción de culpa excesiva, la ley del hielo, etc.

Si te encuentras en este punto, has de enfocarte EN TU RELACIÓN pero también EN TU COMPORTAMIENTO ANSIOSO. 

El “Perseguidor Indignado” es una POSICIÓN NO SANA porque aunque es cierto que hay miedos sustentados y comportamientos de tu pareja que no te ayudan a sentirte seguro, no lo comunicas de forma clara, asertiva ni adecuada. Y lo que logras es hacer que tu pareja fortalezca su postura de alejarse, defenderse o encerrarse. Esto te dará más ansiedad y será un ciclo que se auto-alimenta.

  • Perseguidor Ansioso:

Este escenario tiene que ver con que tienes miedos no sustentados, es decir, aunque tu pareja esté para ti  de forma consistente, sea cariñosa y accesible para ti, tú no puedes evitar sentirte con mucha ansiedad de que se vaya, que te rechace o te traicione sin que haya algún indicio claro de que esto esté pasando. Además de esto, tu forma de comunicarlo es reactiva: te expresas de forma desorganizada, agresiva, manipulando, controlando, explotando, incomunicándote etc.

Por ejemplo, tu pareja o la persona con la que sales, cambia su foto de Whastapp a una en la que sale sólo él/ella  o te dice que ha de trabajar hasta tarde en el trabajo, y tú no puedes evitar pensar que te está engañando o que se está empezando a alejar de ti, que ya no quiere estar contigo. No tienes ningún indicio real que esto esté pasando, en realidad tu pareja se sigue comportando lo suficientemente de forma cariñosa, cercana, disponible, accesible para ti. Pero no puedes evitar pensar que hay algo malo, te da mucha ansiedad y por ello controlas, reclamas, criticas, le llamas cinco veces seguidas, le preguntas dónde va a estar y con quién, te alejas para ver si te busca, revisas sus conexiones en el whatsapp o el Instagram varias veces al día.

Si te encuentras en este punto, has de enfocarte más  EN TI Y EN EL APEGO ANSIOSO (SI LO HAY), NO EN EL COMPORTAMIENTO DE TU PAREJA. 

La razón por la que has de enfocarte en ti es porque has de intentar comunicarte de una forma vulnerable, clara y emocional para que tu pareja o la persona con la que sales pueda entender que es un punto sensible en ti, pero que lo puedan superar juntos. O si no amerita que lo comuniques en ese momento, al menos puedas comunicar tus necesidades.

Por ejemplo, no es lo mismo decir: “estoy segura que algo me ocultas, porque no has querido invitarme a la reunión con tus amigos, o algo me ocultas o no quieres que me vean contigo. (Y tratar de revisar el celular de tu chico/a) ” a decir: “Mi amor,  la próxima me invitas con tus amigos? me encantaría conocerlos.” O “Yo sé que no es así, pero cuando pasa el tiempo y no me quedamos con tus amigos me siento un poco dejada de lado. Qué tal si hacemos una reunión mas adelante con tus amigos y mis amigas?

Sin embargo, si esta dinámica sigue activa durante mucho tiempo sin ningún cambio, es muy posible que tu pareja realmente comience a alejarse o a evitar contarte cosas para no provocar mas miedos, pero tú lo tomarás como pruebas de su falta de amor o lealtad y le reclamarás mas fuerte, con lo que él o ella, de se defenderá más y tal vez se distancie de ti. Esto puede llegar a transformarse en el Perseguidor Indignado, ya que tu pareja puede que también comience a tener comportamientos que generan miedos sustentados.

No estamos en una posición estática

Durante una relación, vamos cambiando de cuadrantes de forma dinámica. A veces nos comunicamos de forma reactiva y lo corregimos. Luego nos damos cuenta de un miedo sustentado pero otro no sustentado y tratamos ambos de forma distinta.  Estas posiciones no están hechas para encasillarnos definitivamente si no para saber de forma fluida en qué momento hemos de enfocarnos más en nosotros o en nuestra relación.