Cómo sentir las emociones sin que nos dominen

Categoría: Emociones
Escrito por natalia gurdian
Cómo sentir las emociones sin que nos dominen

Todos los seres humanos somos bilingües: hablamos el lenguaje emocional de forma nativa y el verbal lo aprendemos.

Las emociones son un idioma único en el que el cerebro habla directamente con el cuerpo. En vez de palabras, utiliza señales neurofisiológicas que nos dicen si  lo que estamos experimentando es placentero o no, y además nos hacen saber si lo que está pasando alrededor es positivo o negativo.

Nuestro lenguaje emocional es incontrolable. Lo queramos o no, nuestro cuerpo siente constantemente.

El Dr Leslie Greenberg,  menciona cinco funciones de las emociones:

  • Evaluar si la situación presente está yendo a nuestro favor o no.
  • Movernos a la acción.
  • Monitorear el estado de nuestras relaciones.
  • Mejorar el aprendizaje.
  • Señalarnos interna y externamente sobre el estado de nuestras relaciones con otros o el medio ambiente.

Sin embargo, aunque las emociones fueron hechas para ayudarnos, también pueden ser causar daño: A veces nos volvemos locos de la preocupación, explotamos ante una provocación o dañamos  nuestra relación debido a celos intensos.

En vez que ayudarnos a adaptarnos mejor, las emociones  tienen el potencial de volverse des-adaptativas.

Esto puede ser por varias razones:

  • Por el temperamento y razones biológicas, tendemos a sentir más intensamente unas emociones que otras.
  • A veces aprendemos a reaccionar de manera emocional ante hechos pasados, y se nos hace difícil re-aprender otras formas de responder. Por ejemplo, si en mi hogar nos enfadamos rápidamente y gritamos ante los desacuerdos, aprendo a reaccionar así ante los conflictos con otras personas.
  • Las vivencias del presente nos recuerdan de manera poderosa al pasado: Por ejemplo, sentir que mi pareja no me pone atención despierta emociones fuertes del abandono de mi madre o padre. El grado en el que las emociones se vuelven desorganizadas y resistentes al cambio depende de que tan temprano han sido experimentadas y que tan frecuente.
  • Si estamos de mal humor o con estrés, es mucho más probable que tengamos más emociones negativas.

Por eso hace sentido que la mayoría de personas  prometan manera silenciosa evitar, reprimir o ahogar algunas emociones. Tenemos miedo que éstas:

  • Se salgan de control.
  • Nos hagan demasiado daño a nosotros o los demás.
  • Nos vuelvan irracionales.
  • Nos hagan débiles y vulnerables.

El problema es que al intentar evitar las emociones: 

  • Nos perdemos a nosotros mismos y nos volvemos indecisos. No sabemos qué queremos porque ya no tenemos la guía interna.
  • Dejamos de buscar soluciones de raíz a los problemas.
  • Utilizamos cualquier cosa que nos haga escapar de éstas: la comida, el alcohol, el trabajo o ejercicio sin medida.
  • Acumulamos los sentimientos hasta que explotan y ahí es donde nos cuesta más controlarlas.

¿Entonces cómo hacemos para sentir las emociones y utilizarlas a nuestro favor

1.Observa y siente: mantente varios segundos sintiendo la emoción, respira mientras lo haces. Si sigues en esa posición, desde la curiosidad y compasión hacia ti mismo, verás que las emociones intensas empiezan a descender o el adormecimiento comienza a desvanecerse.

2.Reflexiona: Desarrolla una actitud de reflexión hacia tus emociones y evita criticarte. Pregúntate:

    • ¿Qué es lo que estoy sintiendo? Nombrar las emociones es muy poderoso, porque conecta nuestra área verbal-racional con la emocional-irracional.
    • ¿En qué parte del cuerpo lo percibo?  Por ejemplo: para muchas personas el miedo suele dar una sensación de vacío en el estómago y la ansiedad provocar una sensación de presión en la cabeza.

3.Regula: Baja o sube la intensidad de la emoción para que te sirva de guía pero no te domine. Por ejemplo: cuando alguien te trata de forma injusta, sentir poco enfado alimenta a que otros se aprovechen de ti pero experimentar demasiada ira te hace ser  violento. Una cantidad moderada de disgusto te hace ocuparte de ti mismo sin violar los derechos de los demás.

Existen diferentes maneras de regular las emociones, las más sanas son cambiar el significado de lo que sentimos.

Escenario A: Nos encontramos tristes porque un ser querido se va lejos. Elegimos pensar sobre el reencuentro y cambiamos el significado pensando en que la separación hará la relación más fuerte, eso nos da esperanza. 

Escenario B: Nos sentimos decepcionados ante el fracaso de un evento pero podemos transformar ésta sensación en un intento renovado o en la aceptación de una pérdida.

También podemos realizar ciertas acciones sanas que nos ayudan a bajar la intensidad de las emociones negativas:

  • Hablar con amigos
  • Ejercicio
  • Escribir en un diario
  • Meditación
  • Terapia
  • Acciones de cuidado a uno mismo: spa, comida nutritiva, caminar
  • Dormir lo suficiente
  • Prestar atención a las emociones negativas antes o después de emociones fuertes
  • Darte cuenta cuando necesitas un descanso,-¡Y tomarlo!

Y alejarnos de las acciones no sanas como forma de regular las emociones, porque traen peores consecuencias negativas, como:

  • Abuso de alcohol y substancias
  • Evitar o alejarse situaciones difíciles en vez de enfrentarlas
  • Uso de agresión verbal o física
  • Daño a uno mismo: cortarse
  • Uso excesivo de actividades de ocio para evadir responsabilidades

Aprender a regular las emociones es parte de nuestro crecimiento como seres humanos. En vez de trabajar en contra de las emociones tratando de no experimentarlas, trabajemos cercanamente con ellas, utilizando su guía y contrastándola con nuestros valores, prioridades y deseos.

¿Quieres obtener mi apoyo personalizado? Ingresa a esta página para obtener acceso a mi agenda y PROGRAMA tu cita online.  Trabajo con personas de todo el mundo vía Skype y con individuos y parejas de forma presencial en Guatemala.