Qué es lo que realmente te mantiene feliz y sano

Lee estas frases:
-“Todo pasa por algo”
-“Nada es imposible”
-“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”
-“Nunca es tarde para intentarlo”
¿Ya las habías escuchado? Seguramente unas mil veces. En mi caso, cuando oigo este tipo de frases “cliches” ya no las suelo meditar ni procesar. ¿Por qué? porque las he escuchado en tantas ocasiones que ya perdieron la novedad y realmente ya no tienen efecto en mi. Aunque claro, no estoy negando que tengan valor, simplemente pasan desapercibidas. Diciendo esto, aún creo que las mayores verdades normalmente están contenidas en una o varias frases clichés, que después de ser repetidas tantas veces se desgastan y pierden fuerza. Son como los “Buenos días”, o el “Buen provecho”. Se dicen de una manera automática, por educación o por llenar un vacío dentro de una conversación.
Ojalá pudiéramos escuchar las verdades contenidas en las frases clichés de una manera fresca y nueva, realmente tomándola en cuenta y aplicándola.
De vez en cuando, un grupo de investigadores o autores reviven temas de “sabiduría popular” y los presentan de una manera novedosa o basados en investigaciones.
Para mí, significa una oportunidad para volver a asimilar grandes principios y verdades. Es volver a escuchar, como regresar a estudiar lo que después de tanto tiempo dejamos a medias.
Con este preámbulo, te quiero presentar una verdad: Las personas más felices, son aquellas que invirtieron su tiempo y energía en crear relaciones profundas con las demás. Nada se compara con la calidad de las relaciones, ni el dinero, ni la profesión, ni la fama.
¿Y cómo podemos hacer que esta verdad suene a nueva?
El psicólogo y psiquiatra de Harvard Robert Waldinger, es el cuarto director de la investigación más larga de la historia y el que está reviviendo esta frase. El dirige una investigación llamada “The Grant Study” (La investigación Grant) que estudia a 724 hombres (268 estudiantes de Harvard más 456 adolescentes de escasos recursos en Boston) desde hace 75 años. El objetivo del estudio es seguir la satisfacción de la vida a través de los años para encontrar aspectos comunes entre aquellos más felices y sanos.
Estas son las conclusiones a las que ha llegado el estudio:
- Las conexiones sociales son muy buenas para nosotros. Las personas conectadas a la familia, amigos y comunidad son más felices, físicamente más sanas y viven más años que la gente menos conectada. La experiencia de la soledad es en realidad tóxica. Las personas que son más aisladas de lo que quisieran de los demás, se dan cuenta que son menos felices y su salud empeora mas rápido a la mitad de su vida.
- Lo importante no es el número de amigos o si se tiene pareja, es la calidad de las relaciones lo que importa. Lo más dañino son las relaciones con constantes conflictos y poco afecto. Estas son muy malas para la salud, incluso peor que el divorcio. Un buen matrimonio protege la salud. Las personas que se sentían mas satisfechas con sus relaciones a la edad de 50 eran las que vivían mas sanamente a sus 80.
- Las buenas relaciones protegen no solo los cuerpos sino que también nuestros cerebros. Cuando estamos en una relación en la que sentimos que realmente podemos contar con el otro, tenemos mejor salud mental e incluso la memoria se mantiene en buenas condiciones por más tiempo.
En conclusión, son las relaciones sanas, cercanas y profundas las que nos van a mantener más satisfechos a lo largo de nuestra vida, con mejor salud mental y física.
Si crees en la validez de este estudio, pregúntate:
-¿En qué estoy invirtiendo mi energía y mi tiempo?
– ¿Tengo incluído dentro de mis metas de vida, mantener y mejorar la calidad de mis relaciones?
-¿Cuáles son los pasos concretos que puedo hacer esta semana para mejorar la calidad de mis conexiones con otros?
Siempre tienes opción de crear momentos emocionales escuchando (¡realmente!) al ser querido, resolviendo problemas, compartiendo vivencias, haciendo cosas nuevas, riendo y disfrutando los pequeños placeres. Puedes también comenzar a sanar heridas, perdonar, romper con círculos viciosos.