¿Ansiedad de año nuevo?
¿Por qué el año nuevo nos puede provocar ansiedad?
Comenzamos los primeros días y luego semanas del año nuevo. Compramos una agenda, colocamos nuestro calendario. ¡Enero 2016! Respiramos aire de esperanza. Tenemos nuestra lista mental o escrita de propósitos. Todo esto parece ideal, nos debería de dar energía y emoción. ¿No? Normalmente sí, sin embargo he notado en mí misma y en otras personas que el inicio de año suele ser también una época en donde la ansiedad se dispara.
¿Por qué es esto?
Enfoquémonos primero en la ansiedad.
La ansiedad es una sensación de malestar y nerviosismo hacia amenazas futuras, que incluye pensamientos negativos, muchas veces falsos.
He encontrado al menos 4 elementos que colaboran y componen la ansiedad que podemos sentir en estas fechas, especialmente hoy, ya que es el día donde el año “oficialmente” comienza.
Estos son los cuatro elementos que componen la ansiedad de nuevo año:
1er elemento: expectativas futuras
El año nuevo es un momento especial en el que construimos metas para nuestra próxima etapa. Imagina todo lo que puede pasar en un año en el área profesional y personal. Todos aquellos proyectos de mejora para el cuerpo, mente y espíritu.
Si anteriormente dijimos que la ansiedad es hacia amenazas FUTURAS… ¿Qué mas futuro que los próximos 365 días compactados en propósitos y metas?
Le llamaremos a este elemento, el aire futuro.
No significa que el futuro sea “malo” o “bueno”, pero sí es generador de ansiedad porque cuando vivimos en éste nos evita concentrarnos en la calma del presente y nos mantiene generando planes cargados de expectativas, deseos, preocupaciones y apegos. Además incluye un elemento importante: la libertad. Aunque es en su mayoría positiva, también nos puede aportar ansiedad debido a que la libertad significa que debemos escoger. Al escoger deliberadamente nos estamos colocando en la posición de ser responsables por nuestras elecciones, acciones y situación de vida.
2do elemento: amenaza de fracaso
Antonio Bolinches, maestro con el que estudié hace unos años decía algo muy sabio: “la frustración que se da ante un segundo fracaso, suele ser mayor”. Y es cierto. Estoy segura que la lista de tus metas tiene elementos que estás arrastrando del año anterior: áreas que no crees haber cumplido al 100% o aún, que sientes que has fracasado. Por lo tanto, tememos un segundo o tercer fracaso. No te preocupes, suele pasar. Sin embargo la expectativa y el temor de no lograr las metas constituyen una amenaza que el cuerpo no deja desapercibido.
Por otro lado, los nuevos propósitos nos llevan en otro rumbo totalmente diferente: Miedo al cambio, a lo desconocido.
Llamaremos a este elemento, el fuego de la amenaza (al fracaso).
3er elemento: pensamientos negativos
Aquí vamos a hacer una distinción. Tenemos metas que provienen de un lugar de crítica y metas que provienen de nuestro yo real.
- Las metas que vienen desde nuestro yo crítico tienen la característica de estar basadas en pensamientos tipo: “No eres lo suficientemente bueno”, “No eres como las demás personas”, “Debes de cambiar”. Y por lo tanto nos urgen a hacer un cambio de forma total, perfeccionista y sin tolerancia a las fallas. Nos damos cuenta de esto porque al primer desliz nos llenamos de frases como: “Viste, no puedes hacer nada bien”, “No tienes fuerza de voluntad”, “Nunca vas a lograr tus metas”. Yo creo que es como un hechizo que te hace pensar que debes hacer todas las cosas a la perfección desde el día número uno pero sabe muy bien que no lo lograrás con la misma exactitud idealizada y en el momento que te equivoques saldrá el más odioso crítico y destructor. Esto hace que dejes a un lado tus metas y refuerces tus creencias iniciales, “no soy lo suficientemente bueno”, “no tengo fuerza de voluntad”, etc. Debemos estar alerta ante dichos pensamientos.
- Si los pensamientos provienen del lugar correcto, es decir, de nuestro yo real que quiere superarse, encontraremos menos resistencia, sin embargo la voz crítica también puede hacer una aparición con pensamientos negativos que intentan sabotear nuestro progreso. “No puedes hacerlo”, “¿Quién eres tú para…”etc.
Llamaremos a este elemento, la tierra que nos echamos encima de pensamientos negativos.
4to elemento: malestar y nerviosismo
Una vez unimos el futuro, las amenazas y los pensamientos negativos comenzamos a sentir malestar y nerviosismo. Puede ser que aumenten nuestros dolores de cabeza o se agrave el síndrome del colon irritable. Tal vez tengamos dificultad para concentrarnos o nos sintamos irritados. La preocupación puede incrementar y proveernos de una sensación de inseguridad y alarma. No es poco común que tengamos insomnio o comamos más. Los pensamientos obsesivos negativos pueden dar su aparición.
Llamaremos a este elemento, el agua tormentosa del nerviosismo y el malestar.
Y si eres fan de la película “El quinto elemento” seguramente ya habrás visto el patrón:
- Aire del futuro
- Fuego de la amenaza
- La Tierra que nos echamos encima
- El Agua tormentosa
En la película, el 5to elemento es el ser humano (la guapa Leeloo), que combina el poder de los 4 elementos en una “luz divina” y que puede hacer que los restantes 4 elementos salven a la tierra, en vez de destruirlos.
Para mí, el 5to elemento es nuestro yo real, presente, compasivo y en paz.
Ahora, vamos a ver estos elementos desde otro punto de vista para que bajemos o eliminemos la ansiedad de año nuevo:
Sí, nos podemos proponer metas sobre el futuro, sin embargo no nos olvidemos de estar anclados en el presente. Para planear algo necesitamos desde unos minutos a unas horas, pero una vez hecho el plan, no hace falta que lo revivamos a cada minuto en nuestra mente.
Las metas futuras no tienen porqué representar una amenaza, si los pensamientos son correctos, no nos tenderemos la trampa del perfeccionismo y el castigo (que casi siempre van a la mano). Nos propondremos metas realistas, fieles a nuestro yo real y acordes a nuestros valores. Sabremos que lo importante no es llegar a una meta específica, si no estar en el camino correcto. No le des crédito a los pensamientos negativos, sabes a donde quieren llevarte. En vez de eso enfócate a realizar cada acción desde tu mejor esfuerzo.
El nerviosismo y el malestar pueden aparecer, sin embargo, observemos estos desde el presente. Entendamos de donde vienen. Actuemos de una manera que nos sea útil para el futuro.
Por ejemplo, si tenemos miedo de hablar con la persona que nos gusta, o nerviosismo de empezar el gimnasio, una acción no útil o disfuncional sería evitar actuar. Cuando evitamos bajamos nuestra ansiedad por un momento sin embargo no producimos resultados positivos y a la larga volvemos el problema más serio, necesitamos seguir evitando porque la ansiedad no se elimina, sólo se atrasa. Muchas veces evitamos actuar porque sospechamos que si fracasamos, el resultado sería catastrófico e incluso podríamos dudar de nuestro valor (es decir, darle entrada a la voz crítica). Ten en mente que que NO somos nuestros logros.
Estaremos más capacitados para trabajar activamente por nuestras metas cuando utilicemos la aceptación y la compasión, dos estados mentales que nos sirven de resguardo para no abandonarlo todo cuando la motivación baje, y sí, ¡va a bajar!, pero aprovechemos esas olas de motivación para construir nuevos hábitos.
Si tenemos la capacidad de actuar cada día y la mente en calma, podremos progresar un poquito día a día y de gota en gota llenamos la piscina o el mar.
Muy importante: Que no te agarre el síndrome de “Total…, uno más”
No sé si a ti te pasa, pero cuando yo tengo el cuarto muy ordenado no quiero que esté ni una calceta o blusa fuera de su lugar, sin embargo si llevo días dejando los zapatos, pantalón, crema o libros por ahí regados, entonces “ya no me importa” y comienzo a acumular y a dejar todo, “total…es uno más” y hago como si no pasara nada. Me digo a mí misma, “si guardo esta camisa en su lugar, total, pasará desapercibida entre todo este desorden”.
A veces no corregimos nuestro rumbo porque esa primera acción pasará “desapercibida”.
-“Para qué hago ejercicio hoy, no me he levantado temprano ninguno de estos días”.
–“Para qué comer ensalada hoy si he comido super mal la semana”.
-“Que sentido tiene trabajar una hora en el proyecto si lo he descuidado tanto”.
CUIDADO, esta es nuestra voz crítica que nos hace seguir en el enredo, haciéndonos pensar que lo que hacemos ya no tiene sentido. Es esa voz castigadora, que nos dice, “ya lo arruinaste, ahora seguí así”.
Guarda esa camisa, come esa ensalada, haz esas 20 abdominales ahora, y el resto vendrá en los próximos “ahora”.